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Luxemburgo, el pequeño país en el corazón de Europa, tiene una capital vibrante, diversificada y multifacética del mismo nombre. La ciudad de Luxemburgo no solo es un conocido centro bancario y financiero, sino también el foco cultural de la región. Es aquí donde todo se une, ya que este es el centro neurálgico comercial, social y turístico del país. Y es un centro de tráfico. Pero esto no es todo, ya que también es una mancha neurálgica que depende del funcionamiento perfecto de los sistemas de tráfico. Entonces, ¿qué sucede cuando una de las arterias de tráfico más importantes que unen el casco antiguo con las instituciones europeas en la meseta de Kirchberg no está a la altura de los requisitos de la situación actual del tráfico? Este es ahora el caso del llamado Puente Rojo o "Pont Rouge", oficialmente conocido como Pont Grande-Duchesse Charlotte, un puente de acero de 355 metros de largo que data de 1965 y que cruza el río Alzette y el barrio de Pfaffenthal a una altura de 74 metros.

Estructura impresionante, renovación inusual

No hay duda de que el Pont Grande-Duchesse Charlotte es una impresionante estructura de puente. Sin embargo, la renovación es necesaria, sobre todo debido a su grave estrés y para satisfacer las demandas de durabilidad y durabilidad para las próximas décadas. Y esta es también una buena oportunidad para revisar su concepto general. La calzada de seis carriles se reorganizará en cuatro carriles para el tráfico de automóviles y dos para un tranvía para que pueda manejar mejor el alto volumen de tráfico y fomentar el uso del transporte público. Se ampliarán los carriles peatonales y ciclistas de ambos lados y se sustituirá la barrera de plexiglás existente de la barandilla por una construcción de rejilla metálica que además se ilumina con luces LED.

Esta es una actualización a gran escala y que consume mucho tiempo y que también debe realizarse con tráfico en movimiento. Thomas Stihl, Gerente de División de puentes de sistemas en SEH, describe el problema: "La renovación de puentes de este tamaño plantea grandes dificultades, y las estrategias convencionales generalmente resultan en el cierre de puentes". Son estas situaciones las que requieren una solución muy especial: SPS, el innovador sistema de placas sándwich.

SPS: una tecnología deja su huella

SPS, un compuesto de acero y un núcleo de poliuretano, ha estado en uso exitoso durante aproximadamente 20 años. Las aplicaciones cubren plataformas en alta mar, cubiertas de barcos, losas de piso de gran altura, ferrocarriles metropolitanos y suburbanos, y puentes. Y esa no es de ninguna manera la lista completa de posibles usos. A lo largo de los años, el sándwich de acero-poliuretano-acero ha demostrado ser un elemento indispensable en muchas áreas estructurales. Particularmente si se trata de sostenibilidad, fuerza, reducción de peso, viabilidad y gestión de costos. Y ahora, en la remodelación del Puente Rojo en Luxemburgo, SPS ha demostrado una vez más el potencial del principio sándwich.

Christof Grieser-Schmitz, líder del proyecto SPS y jefe de infraestructura de BASF, explica la tecnología: "SPS no solo es más fuerte y menos costoso que la mayoría de los otros sistemas de calzadas, sino que el uso de SPS hace posible reducciones importantes en el peso del puente". Al mismo tiempo, el núcleo de poliuretano sólido disminuye audiblemente el ruido de tráfico habitual, ya que ya no hay un resonador típico de las estructuras de acero. El poliuretano actúa como un amortiguador. En términos de vida útil, el sándwich de poliuretano y acero es décadas mejor que otras soluciones técnicas. Michael Kennedy, presidente de Ingeniería Inteligente, está convencido de la superioridad tecnológica y económica del sistema: "La idea tardó varios años en establecerse, pero nuestra tecnología transformará el futuro de la construcción". Una cosa es cierta: en términos de velocidad, flexibilidad, durabilidad y rentabilidad, SPS es una idea revolucionaria para la ingeniería de acero estructural que ningún otro material puede igualar.

¿Cuánto tiempo lleva SPS?

En la Universidad de Carleton en Ottawa, se inició en 1993 un proyecto de investigación sobre el desarrollo de barreras de hielo para proteger las instalaciones en alta mar en el Mar Ártico de Beaufort. Fue en este contexto que Stephen Kennedy, el "inventor" de SPS, tuvo la idea de producir un compuesto de acero y plástico capaz de soportar los impactos de los témpanos de hielo en mares agitados.

¿Qué es SPS?

La firma anglo-canadiense Intelligent Engineering fue creada para comercializar esta idea. Junto con BASF, desarrolló un plástico que, en un solo elemento portante, combina las ventajas características de las estructuras de acero con las propiedades físicas adicionales resultantes de la unión de las placas de acero con el plástico. El resultado fue SPS, un elemento de dos placas de acero que intercalan un núcleo de poliuretano sólido. Este material compuesto alternativo es capaz de reemplazar los métodos de construcción convencionales que utilizan hormigón o acero. Sin la visión y perseverancia de sus inventores, SPS nunca habría visto la luz del día. Y modernizar el Pont Rouge en Luxemburgo con un flujo de tráfico continuo nunca habría sido posible.